viernes, 29 de marzo de 2013

El bullying y la función del tutor

¿Qué es el bullying?

El bullying o acoso escolar es cualquier forma de agresión física, psicológica o verbal llevada a cabo por un individuo o varios hacia un sujeto de un mismo centro durante un período de tiempo prolongado y de forma sistemática.




Participantes:

- El agresor: Existen distintos tipos de acosador, pero todos ellos dominan tanto habilidades sociales como la fuerza física para crear un grupo fácilmente manipulable que le respalde, apoye y cumpla sus órdenes.

- La victima: El perfil de víctimas se suele corresponder con personas inseguras, con baja autoestima, deprimidas y con pocos amigos.

- Los espectadores: Son todas aquellas personas que presencian los actos violentos y que no hacen nada para evitarlos, entre ellos se encontrarían los compañeros de clase y los profesores. 





¿Cuál es el papel del tutor ante estas circunstancias?

Para el profesor o el tutor que presencia actos de acoso o violencia escolar puede ser tarea difícil controlarlos, especialmente cuando no se han desarrollado ningún tipo de medidas preventivas, por lo que estas situaciones reproducidas en educación secundaria, momento en el que los chavales han desarrollando su personalidad (y además dominan tanto las redes sociales como la telefonía, por lo que tienen más alternativas para llevar a cabo el acoso) son especialmente complicadas de resolver.

Como docentes, es muy importante llevar a cabo medidas preventivas para evitar nuevos casos de acoso escolar, por lo tanto sería importante que desde el inicio eduquemos a nuestros alumnos/as en la tolerancia, el respeto y el diálogo como método de resolución de conflictos.

También es necesario e imprescindible evaluar periódicamente los niveles de acoso escolar en el centro (con unas herramientas específicas elaboradas y validadas correctamente). Estas herramientas nos permitirán tomar las medidas necesarias para proteger a las vícticas y sancionar a los maltratadores y a sus cómplices.




Sin embargo, esta es un arma de doble filo, porque los agresores pueden culpar a la víctima por la sanción recibida, cebándose de nuevo con la misma. Debemos garantizar por todos los medios la protección de la víctima asegurándonos de informar a las familias de las dos partes implicadas y dándoles la opción de que conozcan y puedan tomar medidas en el asunto.

Por ejemplo, muchos de los padres de las víctimas, que se enteran por la escuela de los sucesos violentos que viven sus hijos cada día en el aula, (ya que los agredidos normalmente lo ocultan al sentirse culpables o avergonzados) optan por desplazar al niño de centro educativo o si fuera necesario de ciudad.

Por tanto, estas situaciones de acoso y agresión han de aplacarse de forma radical y sin contemplaciones, tomando las medidas oportunas para evitar que puedan reproducirse estos acontecimientos negativos (tanto dentro como fuera del aula), aplicando una política de tolerancia cero a la violencia.



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